Alrededor de 1860 aparecieron algunas ilusiones ópticas que llamaron la atención no sólo en el ámbito de la psicología sino, también, en todo el ámbito científico.

Estos efectos pusieron en alerta a la comunidad científica respecto a la fiabilidad de las observaciones humanas en ciertas condiciones. Por ejemplo, en el campo de la astronomía, dominada por la observación visual, esta clase de ilusiones ópticas alertaron de la posibilidad de error humano en bastantes observaciones telescópicas.

¿Interpreta correctamente nuestra mente la información que visualmente le llega?